Cuando una persona es diagnosticada con cáncer, uno de los primeros aspectos que los médicos evalúan es la etapa en la que se encuentra la enfermedad. Esta información es fundamental para determinar el tratamiento más adecuado y conocer el pronóstico. Pero ¿qué significa estar en etapa 1, 2, 3 o 4 de cáncer?

Las etapas del cáncer describen qué tanto ha avanzado la enfermedad, es decir, el tamaño del tumor, si se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos o si ha alcanzado otras partes del cuerpo. Aunque los detalles pueden variar dependiendo del tipo específico de cáncer, la mayoría se clasifica del 1 al 4:

Etapa 1: Cáncer Localizado
En esta etapa, el cáncer es pequeño y está limitado al órgano o tejido donde se originó. Generalmente no se ha diseminado a los ganglios linfáticos ni a otras partes del cuerpo. Es considerado un cáncer temprano y, en muchos casos, puede ser tratado con altas probabilidades de éxito.

Etapa 2: Crecimiento Local
El tumor ha crecido, pero todavía está localizado. Puede haber una leve diseminación a los ganglios linfáticos cercanos, dependiendo del tipo de cáncer. Aun así, el tratamiento suele ser efectivo, especialmente si se detecta a tiempo.

Etapa 3: Diseminación Regional
Aquí, el cáncer es más grande o ha invadido tejidos cercanos. Con mayor frecuencia, ya hay afectación de los ganglios linfáticos de la zona, lo cual indica un avance significativo. El tratamiento puede requerir una combinación de cirugía, quimioterapia y radioterapia.

Etapa 4: Cáncer Avanzado o Metastásico
Esta es la etapa más avanzada. El cáncer se ha diseminado a órganos o tejidos distantes, como el hígado, pulmones, huesos o cerebro. Aunque esta etapa representa un mayor desafío médico, existen tratamientos que pueden controlar los síntomas, mejorar la calidad de vida y, en algunos casos, prolongar la supervivencia.

Importancia del diagnóstico temprano
Detectar el cáncer en sus primeras etapas es clave para aumentar las posibilidades de un tratamiento exitoso. Por eso, es esencial acudir a revisiones médicas periódicas y prestar atención a cualquier síntoma inusual.

Existen estudios de detección o tamizajes oncológicos que ayudan a identificar ciertos tipos de cáncer antes de que aparezcan los síntomas. Algunos de los más recomendados, según la edad y el sexo, son:

  • Mamografía: para la detección de cáncer de mama, recomendada cada 1-2 años a partir de los 40 años en mujeres, o antes si existen antecedentes familiares.

  • Papanicolaou (Pap) y prueba de VPH: para prevenir el cáncer cervicouterino, recomendados en mujeres a partir de los 21 años, con frecuencia variable según edad y resultados previos.

  • Antígeno prostático específico (PSA): para detectar el cáncer de próstata, sugerido en hombres a partir de los 50 años, o desde los 45 años si hay antecedentes familiares.

  • Colonoscopía: para detectar cáncer colorrectal, recomendada en hombres y mujeres a partir de los 45 años y repetirse cada 10 años si los resultados son normales.

  • Tomografía de baja dosis: en personas fumadoras o exfumadoras con alto riesgo, se recomienda a partir de los 50 años para la detección temprana de cáncer de pulmón.

Comprender las etapas del cáncer permite tomar decisiones informadas y comprender mejor el camino del tratamiento. Hablar con el equipo médico y resolver todas las dudas puede marcar una gran diferencia en el proceso de atención.

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