El hierro es un mineral fundamental para el buen funcionamiento del cuerpo humano, aunque muchas veces pasa desapercibido en nuestra dieta diaria. A pesar de que lo necesitamos en pequeñas cantidades, su impacto en la salud es enorme. ¿Por qué? Porque el hierro interviene en procesos vitales como la oxigenación de las células, la producción de energía y la defensa contra enfermedades.

¿Qué es el hierro y qué hace en el cuerpo?

El hierro es un nutriente esencial que forma parte de la hemoglobina, una proteína presente en los glóbulos rojos cuya función principal es transportar el oxígeno desde los pulmones hasta todos los tejidos del cuerpo. También es parte de la mioglobina, que ayuda a almacenar oxígeno en los músculos. Sin suficiente hierro, los órganos y músculos no reciben el oxígeno que necesitan para funcionar correctamente.

Además, el hierro participa en la producción de energía celular y en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Con niveles adecuados, el cuerpo puede combatir mejor infecciones y enfermedades. También influye en el desarrollo cognitivo y la concentración, por lo que es especialmente importante en etapas como la infancia, la adolescencia y el embarazo.

¿Qué sucede si falta hierro?

Cuando el cuerpo no tiene suficiente hierro, puede desarrollarse una condición llamada anemia ferropénica. Esta es una de las deficiencias nutricionales más comunes en el mundo y puede causar síntomas como fatiga constante, debilidad, palidez, dificultad para concentrarse, mareos y palpitaciones. En casos severos, la anemia puede afectar la capacidad de realizar actividades cotidianas y debilitar el sistema inmune.

Algunas personas tienen más riesgo de presentar deficiencia de hierro, como mujeres en edad fértil, embarazadas, niños pequeños, adolescentes y personas con dietas poco balanceadas o condiciones digestivas que afectan la absorción de nutrientes.

¿Cómo obtener suficiente hierro?

Existen dos tipos de hierro en los alimentos: el hierro hemo (presente en carnes rojas, pescado y pollo) y el hierro no hemo (presente en vegetales, legumbres, cereales integrales y frutos secos). El hierro hemo se absorbe más fácilmente, pero ambos tipos son importantes en una dieta equilibrada. Consumir alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, jitomate o brócoli, ayuda a mejorar la absorción del hierro de origen vegetal.

En algunos casos, especialmente cuando hay deficiencia confirmada, el médico puede recomendar suplementos de hierro, siempre bajo supervisión profesional.

El hierro es indispensable para llevar oxígeno a cada rincón del cuerpo, generar energía y mantener fuertes nuestras defensas. Incluirlo en nuestra alimentación diaria es una manera simple pero poderosa de cuidar nuestra salud. Escuchar a tu cuerpo, hacerte chequeos periódicos y mantener una dieta variada pueden marcar la diferencia.