El Día Mundial del Linfoma es conmemorado oficialmente el 15 de septiembre para aumentar la conciencia y conocimiento sobre esta enfermedad. Esta fecha fue establecida por la Coalición Internacional del Linfoma, una red global de organizaciones de apoyo a pacientes con dicha enfermedad.

El objetivo principal es educar al público sobre los síntomas del linfoma, promover la detección temprana y mejorar la comprensión general de esta enfermedad. 

¿Qué es el linfoma?

El linfoma es un tipo de cáncer, que se desarrolla cuando se produce un fallo en la forma de actuar de los linfocitos, las células blancas de la sangre, que ayudan a luchar contra las infecciones.

Existen dos categorías principales:

  • Linfoma de Hodgkin: Se caracteriza por la presencia de células anormales llamadas células de Reed-Sternberg. Los síntomas comunes incluyen ganglios linfáticos inflamados, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. El linfoma de Hodgkin es relativamente raro, pero suele responder bien al tratamiento.

  • Linfoma no Hodgkin: Se refiere a un grupo diverso de cánceres que también afectan el sistema linfático, pero que no presentan las células de Reed-Sternberg. Hay muchos subtipos de linfoma no Hodgkin, que varían en su comportamiento y tratamiento. Los síntomas pueden ser similares a los del linfoma de Hodgkin.

Ambos tipos afectan a los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco que ayuda al cuerpo a combatir infecciones. 

En México, el linfoma representa es el sexto lugar cáncer más común, después del tumor de mama, cérvicouterino, pulmón, próstata y colon.

Según datos del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), cada año se diagnostican aproximadamente 5,000 nuevos casos de linfoma no Hodgkin y alrededor de 600 casos de linfoma de Hodgkin. La incidencia de linfoma no Hodgkin ha ido en aumento en los últimos años, lo que subraya la importancia de la detección temprana y el tratamiento adecuado.

Además, este padecimiento es más frecuente en hombres que en mujeres y suele presentarse con mayor frecuencia en personas mayores de 60 años, aunque puede afectar a personas de todas las edades.

Causas 

Las causas exactas del linfoma no están completamente claras, pero se han identificado varios factores de riesgo que pueden contribuir a su desarrollo:

  • Inmunodeficiencia: Personas con sistemas inmunológicos debilitados, como las que tienen VIH/SIDA o las que han recibido un trasplante de órganos.

  • Infecciones: Ciertas infecciones virales y bacterianas, como el virus de Epstein-Barr y la bacteria Helicobacter pylori, se han asociado con un mayor riesgo de linfoma.

  • Exposición a sustancias químicas: La exposición a ciertos productos químicos, como pesticidas y herbicidas, puede aumentar el riesgo de linfoma.

  • Factores genéticos: Un historial familiar de linfoma puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad.

Tratamientos

Las intervenciones mediceas son variadas, esto depende del tipo específico y del estadio de la enfermedad, así como de la salud general del paciente. Las opciones de tratamiento pueden incluir:

  • Quimioterapia: Uso de medicamentos para destruir las células cancerosas.

  • Radioterapia: Uso de radiación para eliminar las células cancerosas.

  • Inmunoterapia: Tratamientos que ayudan al sistema inmunológico a combatir el cáncer.

  • Terapia dirigida: Medicamentos que se dirigen específicamente a las células cancerosas sin dañar las células normales.

  • Trasplante de células madre: Reemplazo de la médula ósea dañada por células madre sanas.

Prevención y cuidados 

Existen medidas que pueden reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad:

  • Mantener un sistema inmunológico fuerte: Adoptar un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada, ejercicio regular y evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco.


  • Protegerse de infecciones: Practicar una buena higiene y vacunarse contra virus que puedan aumentar el riesgo de linfoma.


  • Evitar la exposición a sustancias químicas peligrosas: Limitar la exposición a productos químicos potencialmente dañinos en el lugar de trabajo y en el hogar.


  • Realizar chequeos médicos regulares: Someterse a exámenes de salud periódicos para detectar cualquier signo temprano de la enfermedad.

 

 Al aumentar el conocimiento sobre el linfoma y sus implicaciones, podemos mejorar la prevención, el diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos efectivos, contribuyendo así a una mejor calidad de vida para los pacientes y sus familias.

 

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